Hoy ha pasado, no me lo esperaba y menos así, pero no he podido evitarlo. No voy a pedirte perdón, tampoco es para tanto, a no ser que tú creas que es necesario, en ese caso lo sentiría de verdad. Pero qué decir, bajaba la escalera y sin darme cuenta ha pasado, atravesándome sin previo aviso, despertándome. Como la fuerza. De repente todo olía a ti y mi latido ha sufrido un pequeño traspiés, se me han embotado los oídos y he maldecido al viento no poder besarte allí mismo. He sonreído para mí y disimuladamente he llamado tu atención, con un gesto sencillo. ¿Ahora qué? No sé, habrá que esperar.